Lodeiro, la figura

¿Qué más decir a esta altura de Nicolás Lodeiro? Consagrado como conductor de Nacional y de la selección uruguaya, con una actuación memorable ante Costa Rica en Montevideo para depositar a la Celeste en el próximo Mundial, hizo lo único que le faltaba: un gol en el clásico. Pero no sólo eso, sino que volvió a ser el dueño del fútbol de este equipo tricolor que va expreso rumbo al título del Apertura. Quizá el de "Nico" no fue el mejor comienzo. Pareció como fuera de ritmo, porque la pelota le pasaba lejos e incluso cuando tomaba contacto con ella no le daba buen destino.

Tal vez por esa razón, y más allá del gol conseguido al minuto de juego, Nacional tuvo la pelota pero no generó tantas situaciones de gol. Daba la sensación de que le faltaba explosión al equipo, porque Lodeiro no lograba conectarse con su socio, "Matute" Morales. Pero bastó que la chispa se convirtiera en una pequeña flama para que "Nico" explotara todo su talento. Mario Regueiro venía jugando un muy buen primer tiempo y, como Lodeiro tiene esa inteligencia de seleccionar a su socio momentáneo, tiró una pared con el punta y, sin dudarlo, fue a buscar la devolución al área.

El pase soberbio de Regueiro fue aprovechado por el sanducero, que controló, amagó, desparramó al arquero Sebastián Sosa, enganchó para la derecha y tocó suave. Fue un golazo que, de haber sido convertido por Messi, hoy sería la apertura de todos los noticieros deportivos del mundo. Allí empezó a jugar "Nico" como sabe y ya se convirtió en imparable. Lo buscaron, lo golpearon, le hablaron.. Y él respondió como mejor sabe hacerlo: con fútbol. Metió la pausa cuando fue necesario y reventó los velocímetros cuando tuvo que acelerar. Estrelló un balón en el caño y le puso un pase notable al "Morro" para el 3-0 y terminó su obra.

Golazo: en una baldosa

Tiró la pared con Regueiro, fue a buscar la devolución, recibió, amagó, enganchó para la derecha y definió. Todo en poquitos metros y a una velocidad de rayo, como lo hace el argentino del Barca.

Golpeado: como siempre

Fueron muchas las veces que fue al piso, aunque algunas las generó tirándose. De cualquier manera lo golpearon mucho y le robó una amarilla a Aguirregaray, pero no lo pudieron frenar.